El párroco, defensor de la paz y los derechos indígenas, había denunciado amenazas de muerte desde 2020 sin recibir protección. La comunidad chiapaneca condena su asesinato, mientras se señala la responsabilidad del Estado.
Asesinan al sacerdote y activista Marcelo Pérez en San Cristóbal de las Casas
El sacerdote y activista social Marcelo Pérez fue asesinado la mañana del domingo en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, en un crimen que ha conmocionado a la comunidad local y generado indignación a nivel nacional. Pérez, conocido por su incansable labor en defensa de la paz y los derechos de las comunidades indígenas, había recibido amenazas de muerte desde 2020, pero nunca recibió la protección solicitada.
Un crimen a plena luz del día
El ataque ocurrió cuando el párroco salía de oficiar una misa y se dirigía a otra iglesia en su camioneta. Testigos relatan que fue interceptado por hombres armados que le dispararon a quemarropa, dejándolo gravemente herido. A pesar de los esfuerzos por auxiliarlo, Marcelo Pérez murió en el lugar tras recibir múltiples disparos, varios de ellos en la cabeza.
“Yo iba saliendo de la sacristía cuando escuché las detonaciones. Fueron muchos disparos, alrededor de diez. Cuando regresamos, la gente gritaba que era el padre Marcelo, que lo habían balaceado”, declaró un testigo presencial, visiblemente afectado por los hechos.
Un activista comprometido con la paz
Marcelo Pérez, originario de San Andrés Larráinzar, fue un ferviente defensor de la paz en Chiapas. Como párroco en comunidades como Simojovel, Pantelhó y San Cristóbal de las Casas, se destacó por su activismo social y su trabajo en la resolución de conflictos. En especial, se le recuerda por haber mediado en Pantelhó entre grupos armados y el gobierno estatal, logrando una frágil paz en una de las zonas más conflictivas de la región.
El sacerdote también denunció, en repetidas ocasiones, la creciente violencia en las comunidades indígenas, exacerbada por la presencia de grupos armados y el crimen organizado. “La violencia ya no se aguanta. Hay muchos muertos, desplazados y jóvenes reclutados por el crimen organizado. Nos manifestamos como diócesis porque esto no puede continuar”, había expresado Pérez en una de sus últimas apariciones públicas.
Amenazas ignoradas
Desde 2020, Marcelo Pérez había alertado sobre amenazas de muerte en su contra, así como hacia otros sacerdotes y defensores de derechos humanos. A pesar de sus reiteradas denuncias, nunca recibió la protección que solicitaba. El asesinato ha desatado una ola de críticas hacia las autoridades por su inacción ante la violencia que afecta a líderes sociales en la región.
El Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas condenó el homicidio, señalando al Estado mexicano como responsable por no haber protegido de manera efectiva al sacerdote. «El Estado ha fallado en su deber de salvaguardar la vida de los defensores de derechos humanos en Chiapas», mencionaron en un comunicado.
La despedida de un líder
En la iglesia de Guadalupe, en San Cristóbal de las Casas, se ofició una misa de cuerpo presente en honor a Marcelo Pérez, donde cientos de feligreses acudieron para darle el último adiós. Posteriormente, sus restos fueron trasladados a su lugar de origen, San Andrés Larráinzar, donde será sepultado.
La Fiscalía del estado ha iniciado una investigación para esclarecer el crimen, aunque la comunidad sigue exigiendo justicia no solo para Marcelo Pérez, sino para todas las víctimas de la violencia que ha azotado a Chiapas en los últimos años.
Este asesinato deja un profundo vacío en las comunidades indígenas de Chiapas, quienes pierden no solo a un sacerdote, sino a un defensor de la paz que luchaba por los derechos de los más vulnerables. Mientras las investigaciones avanzan, la pregunta en el aire sigue siendo: ¿quién protegerá ahora a los que quedan?
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