LA GRAN DECEPCIÓN…

G. Saúl García Cornejo

Estimados lectores de ambos géneros y, como es la moda política no convencional, algunos no binarios, es decir, todos los que me regalen un momento de su tiempo para reflexionar, sobre los tópicos aquí tratados, que es usual, son de política, tanto su ejercicio, como desde la abstracción.

Como se ha visto, en el ejercicio experimental, con matices –aparentes- de visos democráticos, pasaron sin pena ni gloria y, tal vez más, de la primera; me refiero al proceso para seleccionar a los “no candidatos” (Todavía, ni precandidatos), ya en el “Frente”, como en MORENA. Y, ¿Las encuestas apá?

Ya se ha dicho aquí, que ese sistema hoy, tan en boga, que pretende vender una auscultación democrática, ha resultado como siempre: A modo. Y en ambos frentes políticos, aunque con diversas características procedimentales, resultaron a final, iguales: Un fiasco, eso sí, desorganizado, pero, incluso, así planificado, para que el resultado fuera pues, manipulable.

En tal escenario y lo que se espera, por el momento hay dos ungidas damas: La señora “X” y la señora “C”. Tan diferentes en su carisma, pero con algunas coincidencias, que pueden ser mera casualidad, eso sí, con ganas de quedar, primero, en la boleta –porque, aunque no se vea a primera vista, todavía falta un sinuoso recorrido, en que todo puede pasar- y lo más relevante, llegar a sentarse en la Silla Mayor.

Por una parte, es evidente hasta para un parvulario político, que la “suerte está echada” con todo y “bastón de mando” –por cierto, una ocurrencia más, sin un significado ritual verdadero, incluso, violatorio de algún rito indígena, pero sí, con una carga psicológica que enfatiza, por su ocurrente, decir: “Esta es la mera, mera”, aunque no haya pasado la prueba electoral de fuego-. Es lo que hay. Un nivel bajo de hacer proselitismo.

Por otro lado, la virtual candidata del “Frente”, tiene un panorama no muy terso. ¿Para qué, por ejemplo, estar “invitando” a Marcelino? De entrada se ve mal. Y aunque hoy, se haga de todo, es un riesgo que no se calcula bien. Es tanto como contaminar el ambiente –de por sí, en momentos nebuloso- en el “Frente”.

¿Evitar que se vaya al MC? Se dice mucho, con más especulación que certeza. Cierto que sí quitaría esos votos, entre un 5 y 7 en el porcentaje de votos electorales, que a la hora se sumar, si hace algún efecto. Sin embargo, eso denota una cosa que puede ser nociva: Inseguridad, falta de miras a la altura de esa circunstancia todavía, inédita, como el fenómeno que encabeza la señora “X”.

Marcelino, “sin pan, ni vino”, huele a piniche, en eso terminó su aventura y vaya, debió saber desde hace mucho, el resultado empujado por “el dueño de la verdad política”. Y sí, no lo sabía, también dice mucho de su inmadurez política. A estas alturas, nada tiene que ver, por ejemplo, su exmentor Manuel Camacho Solís, y lo peor, el primero, ahora queda al último. No aprendió nada en estos años, ni acabó de conocer bien a su correligionario, ese viejo coyote con piel de oveja. Lo grave, es que doña “X”, crea que Marcelino sea un activo político, que vaya a beneficiar sus intenciones de llegar a la Silla del Águila.

Pareciera que la multireferida virtual candidata del “Frente”, se le olvida que está ahí, gracias a una reacción netamente ciudadana, eso sí, con apoyo de la otra “X” en ese juego del “gato” (Y el ratón). ¿Entonces? Es lo que hay. Un raquítico escenario, lleno de teatralidad, de circo mediático.

Una situación que ayuda al “Frente Amplio por México”, con todo y sus propios errores, es un hecho: MORENA, ése joven Partido, tiene como distintivo que lo identifica: La trampa, la diatriba sin sentido o elementos fidedignos, en todos sus procesos internos, el escándalo es su marca. Y bueno, algunos lo atribuyen a novatadas, a su poco tiempo formal en las disputas políticas. Aunque, por otra parte, está atiborrado de correligionarios muy corridos y formados en el viejo priísmo –empezando con el fundador del nuevo Partido color magenta y “destructor” del PRD-. Ello pues, no es ninguna novedad, pero pareciera que, doña “X” o su equipo de asesores, deja de lado, como para estar queriendo sumar al ex canciller. Una vejiga que no ayuda a flotar en el  mar político.

La gran decepción, no es Marcelino, sino que, otra vez, no se aprovecho la oportunidad de participar de la ciudadanía, en un proceso cívico, con todo y sus bemoles, para seleccionar a los futuros candidatos, de las dos fuerzas políticas, que desinfladas, es lo que hay, y que “olvidan” o rehúyen la verdadera apuesta y consigna: El Poder Ciudadano. En fin.

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