G. Saúl García Cornejo
Me propuse desde que llegó a la presidencia de la República, el que ahora despacha desde un Palacio invadido por una especie de “paracaidismo” –aunque no le corre en su favor la prescripción adquisitiva, al ser un bien de la Nación-, y bueno, va con ésta, la número siete –creo, pues no me interesa llevar la cuenta, tanto como saber que he sido, como millones de compatriotas, ignorado de manera total, por el preciso y/o quien sea que controla o verifica lo que escriben los que lo hacen, igual, de manera infructuosa, que no, inútil-.
Confieso, como ya lo hice, pero lo reitero para quienes no lo sepan: En 2018, me interesó la propuesta de “erradicar” (término falaz o exagerado desde su origen y perspectiva) la corrupción en México. Todo un flagelo, que hoy es ya, categoría de una deuda social histórica. Al grado quise participar en ésa meta política y jurídica, que acepté una candidatura a diputado local, y que fuera de vanaglorias insulsas, digo que no me fue mal, logre 30,300 votos, y con ello legalmente, me tocaba una curul, al menos por la primera minoría, pero no y ése, es otro tema el por qué. Me sumé entonces, a “Juntos Haremos Historia”, en el Estado de Guanajuato (Para colmo y desde entonces, “en el último lugar en el corazón de MORENA”, como me lo dijo en 2021, una dama encumbrada en la política defeña, y que ahora las mal llamadas “corcholatas” intentarán “desmentir” y dirán que vienen a salvarnos, no de ellos, claro) y así, participé un tanto de manera cándida, ignorando como millones de mexicanos, en que iba a terminar el mandato presidencial.
La meta era, es y si lo permitimos, será: El Poder, por el Poder. Ese es el plan, no hay otro. Lo demás, es confusión inducida, caos “orquestado”. Y sin abundar sobre lo que debía ser obvio, es el mismo “plan”, cuando menos desde que México, es una Nación “independiente”. Sí, verifiquen la historia política, así de sencillo, y claro, con todo y que la han escrito los abusivos, que digo, los “vencedores”: Triquiñuelas, promesas incumplibles, demagogia, corrupción y un largo como tan pernicioso, etcétera.
Y entonces, queda claro que no hay que mandar cartas o peticiones, al preciso encerrado en su burbuja política. No, eso es y seguirá siendo infructuoso y más, cuando sale del corazón ciudadano en el que no circula la sangre de la lambisconería, ni el colesterol malo, o sea, la pura conveniencia, inconveniente.
Las misivas con carácter de urgentes, deben tener otro destinatario, uno verdadero, que no vive –de prestado o como paracaidista, en ningún palacete, que es ícono de la opresión, de la sangre derramada de muchos compatriotas en sus luchas históricas, del abuso, del latrocinio, en fin- sino de aquellos que sí sudan su frente y se apretujan el corazón para “salir adelante” por más eufemístico que suene, porque en realidad se trata de sobrevivir.
Y bastará con poner el ejemplo de la gente de Guanajuato, que no es para nada, en el fondo, de ningún partido político. (Esa es una explicación del creciente abstencionismo) No tiene tiempo para pensar en la política partidista, aunque ésta lo esté desangrando y, así, heridos, queremos seguir con vida. ¿Culpa del crimen? Y luego, ¿De dónde y por qué sale el crimen o los criminales? Acaban de venir a esta tierra, antes nuestra y que ahora está invadida, tomada su plaza, la mentadas “corcholatas” a descubrir el “hilo negro” y dicen muy anchos: Es culpa de la pobreza y ésta, es producida por el desempleo, la mala paga, y ello, anima a los jóvenes a delinquir, es culpa del PAN… ¿A sobrevivir?
Mientras el gobierno federal, nos tiene olvidados, nos ven con desdén porque aquí no ha ganado MORENA. Y al desdeñarnos, creen que voltearemos a verlos como “salvadores”. De risa. Cuando la verdad, es que el crimen está desatado –y no hace falta ser experto en el tema- por el abandono de la federación que, no tiene o no quiere implementar una estrategia de contención contra la inseguridad. Los delitos son de ese ámbito de competencia Federal: Armas prohibidas, bombas, terrorismo –aunque se niegue, se usan ésas tácticas- y los elementos de la GN, los mandan con las manos atadas, con ésa estúpida consigna de “abrazos, no balazos”. Y no se trata de desatar una “guerra contra el crimen”, no en esos términos castrenses, aunque haya quien así lo vea como una solución. Se trata de un problema tan complejo, que requiere soluciones complejas, en que implica todo: Empleo, mejores salarios, profesionalización y más apoyo a los policías, Educación, Participación Cívica, exigencia a que las autoridades en verdad trabajen con un plan realista, no sólo cobren sus grandes salarios, con tecnología e inteligencia policial. En fin.
El destinatario de las misivas debe ser: La Sociedad Civil, los Ciudadanos, en primer término. Luego, las Autoridades, para que en verdad, abran sus puertas y escuchen, oigan a sus representados. Porque lo de hoy, es sólo las elecciones del 24. No importa nada más –a ellos- y quieren que para nosotros, no debemos caer en ese engatuse, no de nuevo.
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