Arturo Miranda Montero
¿Qué pretende dejar el pan-gobierno guanajuatense a quien le suceda?
Partamos del hecho de que quiere dejarle a su procónsul el negocio. Le dejará el “conjunto de sus bienes” para que los respete y, quizá, los acreciente.
Después de tres décadas, el pan-gobierno se piensa enriquecido como para heredar. Pero, ¿cuáles son esos “bienes”?
Dicen que un sistema de salud que es el mejor del país, pero les acaba de renunciar su titular. Aseguran tener una economía top, pero la pobreza está a ojos vistas; sostienen al “mejor fiscal” sin pruebas más que la altísima criminalidad; dejan “proyectos” de agua en la zona de sequía: pura planeación y nada de obra. Pretenden un estado gobernable; sin embargo, no basta que tengan poblados al congreso, al poder judicial y a cuanto órgano existe: no hay tranquilidad ni paz. Hay, eso sí, impunidad a prueba de desmentidos y corrupción innegable.
¿La heredera quiere esa herencia? Sí, porque aceptó jugar ese juego del que ha sido partícipe en distintos momentos y encargos.
Pero el tufo del adiós allí está. ¿Piensa el panismo que se irá después de treinta y pico de años de control político? Algo teme. ¿Acaso está pensando el oficialismo azul perder ante un mazacote guinda desprendido de él advirtiéndole lo que deja?
El “nuevo comienzo” que se publicita por su albacea oficial puede tener una bifurcación: o sigue con lo mismo o le da un giro. Lo primero es previsible; lo segundo no se ve cómo.
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