LA POLÍTICA, A PESAR DE TODO.

G. Saúl García Cornejo.

Estimados lectores -del cualquier género- si preguntamos o hacemos alguna encuesta, desde luego no al estilo morenista, es decir, en forma seria, incluso, con requerimientos científicos. Y hago un paréntesis: La estadística, aunque requiere de fiabilidad, certeza y precisión, no es una ciencia exacta. Y más cuando se trata de auscultar la opinión de algún segmento social, sobre algún asunto concreto. Es pues, una aproximación a los datos que se quieren saber o estimar. Entonces, así visto, la Estadística es la ciencia de los datos, mismos que, bajo un procedimiento o un método, se recaban, analizan y llevan a una conclusión, desde luego con herramientas de otras ciencias, en especial, las matemáticas y de la probabilidad.

Dicho esto, vuelvo al inicio. Sí preguntamos a un grupo de jóvenes en edad de votar, estudiantes universitarios, sin distinción de género, ni condición económica, ni religiosa, con la hipótesis de si están interesados, si participan o si están informados sobre la política a nivel municipal. ¿Qué datos fidedignos obtendríamos?

En algunos estudios revisados, se obtuvo una variable: No están interesados, no creen en la política, aunque admiten cierta curiosidad, pero desconfían en particular, de los Partidos, de los políticos profesionales y más, en los llamados “chapulines”.

Si trasladamos la misma hipótesis a personas de mediana edad, los resultados varían poco, la desconfianza se mantiene y más, en razón de que han vivido y conocido al menos treinta años de ejercicio político.

Si pensamos un poco y hacemos algo de memoria, y aplicamos o consideramos esas conclusiones como confiables, vamos a chocar con una realidad que arroja “otros datos”: Si lo aplicamos a Celaya, por ejemplo, ¿Cómo explicar la hegemonía panista? Han pasado más de treinta años y no hay alternancia, la plaza política es del PAN, al menos hasta ahora. ¿Habrán hecho un trabajo satisfactorio, tanto que siguen obteniendo votos para continuar en el Poder? Sin perjuicio de quienes afirman, que en este municipio ya no es precisamente el PAN, sino algunos personajes encumbrados y poderosos, en particular en el negocio inmobiliario, quienes imponen candidatos, desde luego, por protección de sus intereses. ¿Será?

Por lo general, otro problema, muy generalizado y en gran contradicción no debidamente analizado y así mantenido por ese grupo de empoderados negociantes -si es que fuera verdad su mando tras bambalinas- es la ignorancia cívica. Ésa, precisamente, no deja ver y saber, si es verdad, por ejemplo, que ese grupo económicamente poderoso, lo es también, políticamente. Lo que sí está a la vista, es que, al PAN, le conviene, pues, aunque aparente sería, se mantiene en el Poder Político. Sin que dejemos pasar un hecho notorio: No hay oposición que valga y la que había, ha migrado a otros espacios de participación, sea con los panistas, o con los demás partidos, y en particular, al que parece le van dando frutos: los Morenistas. Sin soslayar, que éstos, no logran ponerse de acuerdo y tienen flaca la reserva de candidatos o mejor dicho, suspirantes.

Ante ese nebuloso panorama, hoy, tienen que aguantar la llamada “equidad de género”, en sus decisiones, aunque no faltaran las mañas para el capoteo.

Lo triste de todo, es que el ciudadano, sigue en la dormilona. No participa, ni está informado y entonces, con o sin la Estadística, o una de sus herramientas hoy más socorridas, como la encuesta, no se obtendrán datos fieles, contundentes, para saber porque estamos como estamos.

¿Ya nos olvidamos del paso del tren y sus consecuencias? Me refiero en particular, en la zona urbana que es donde más molestias y estragos causa. Ese tema fue enterrado, junto con el proyecto ferroférico, que imponía sacar y acomodar las vías del tren fuera de lo que se llamó, “la mancha urbana”, aunque ya sufrimos de otras manchas peores, como la delincuencia desatada. Se tomó como solución, la construcción de puentes altos o deprimidos, y hasta se dijo que las compañías ferroviarias, amenazaron que si se ponía otro puente más -creo que es el que pasa por Irrigación Oriente- nos debíamos olvidar de sacar las vías y sobre todo, el patio de maniobras, mismo que ni se menciona a pesar de su alto riesgo. Y desde luego, no es necesario explicar que esas obras viales para paso vehicular, en mención, no fueron, ni son suficientes, incluso, en algunos casos faltos de una planificación vial urbana óptima, pero, sí escurrió dinero que no necesariamente, entró al Erario.

Hoy, el gobierno local y el municipal, ni tocan el tema. Se enfocan en ponderar los negocios que implica el llamado “Puerto Seco 2”, y que tildan de éxito económico para la región Laja-Bajío. ¿Será?

Y en tal visión de negocios, está -dicen- ese grupo de negociantes inmobiliarios, que, convertidos en políticos de última hora, saben velar por sus intereses y, sobre todo, que los impuestos fiscales de los celayenses, sirvan a sus propósitos -de ellos, claro, no de los celayenses y menos aún de colonias populares-. Y no es que quien esto escribe, esté en contra del progreso, del desarrollo, sino de que no hay reciprocidad, ni menos redistribución de esa riqueza, ésta sola que tanto defienden en el PAN y sus socios. No hay inversión social donde se necesita. Sólo infraestructura hacia el Sur del municipio, pagada con esos impuestos.

Sin embargo, esos asuntos se resuelven con Política, por supuesto, desde la visión de una Administración Pública, de buena fe, con rendición de cuentas, transparencia, sin moches, ni corrupción, ni favoritismos, ni compadrazgos y menos, en perjuicio de los celayenses. Por eso, la Política, a pesar de todo.

Y podrán preguntar: ¿Y en Morena, que dicen al respecto? Nada. Por ahora sólo están preocupados y ocupados por ver quien será su candidato para este municipio, porque toca candidato, en esa extraña distribución que no garantiza ninguna eficacia y eficiencia, la “equidad o paridad de género” en el reparto político.

En el tema de las vías del tren, en Morena: ¿Sabrán o les interesará a cuánto asciende las “horas-hombre” perdidas, el retraso de apoyo de ambulancias, o patrullas, de que los menores de edad lleguen tarde a sus escuelas, los accidentes, ya sin decir, el ruido de los pitidos del tren y un largo etcétera, que nada importa a la mafia inmobiliaria, ni al PAN o sus allegados favorecidos con algún cargo público bien remunerado?

Me acordé en este momento, que en tiempo de Elvira en la presidencia municipal -ella, sí, panista y mal vista por ese grupo mafioso aludido, admitiendo con cierta razón en lo que importa a la ciudadanía: No hizo un buen trabajo- se atrevió a dar un oficio a la empresa gringa ferroviaria, para que obstruyera el paso de personas y vehículos, precisamente en ese punto del puente elevado en la calle Irrigación, al Oriente de Celaya. Lo hizo, fuera de la legalidad, sin autorización del Ayuntamiento. Y lo digo, con certeza, pues me tocó como abogado, apoyar a un grupo de colonos que viven en las inmediaciones del puente, y se interpuso oposición mediante una demanda de Amparo, que aunque no llegó a la sentencia, sí funcionó al menos políticamente, pues la empresa dicha, cejó su intención y el Amparo quedó sin materia, aunque, el oficio de Elvira, dejó latente la idea o petición, que hasta ahora, el actual Edil Ejecutivo, le ha medido el agua a los camotes, como se dice coloquialmente y no hecho nada en ese sentido. Más vale la paz, o, ¿no? 

Sin embargo, esos asuntos se resuelven con Política, por supuesto, desde la visión de una Administración Pública, de buena fe, con rendición de cuentas, transparencia, sin moches, ni corrupción, ni favoritismos, ni compadrazgos y menos, en perjuicio de los celayenses. Por eso, la Política, a pesar de todo.

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