FUGA DE LA CAPITAL

Arturo Miranda Montero

La reportera Catalina Reyes Colín publicó que el gobierno del estado ”se muda” al parque Bicentenario.

Desde el principio del pan-gobierno, sus gobernantes han estado insistiendo en irse de la capital. A los leoneses no les gusta Guanajuato con sus incomodidades viales. Hasta un proyectazo inmobiliario quiso erigir una New State Capitol que juntara Silao con León, dejando atrás a la vieja ciudad montuna. Un movimiento ciudadano lo impidió.

Al paso de los años, paulatinamente se fueron sacando las dependencias oficiales. Hasta al Congreso lo colocaron en un cerro aislado de todos. A pesar de haberse construido un acceso vial (Diego Rivera), el funcionariado que diario se moviliza a su ciudad cuerera ha preferido irse de plano. En el llamado Puerto Interior de Silao despacha el gobernador desde hace tiempo; el palacio del Paseo de la Presa no es más su sede. Y por territorios alejados de la cañada, pian pianito se fueron colocando dependencia tras dependencia.

El pretexto que aducen es que el turismo necesita a la ciudad patrimonial a sus anchas. Mal fario.

No es secreto que para los políticos leoneses su ciudad grande y espaciosa debería ser la capital de este territorio. Se denominación León, Guanajuato es marca indeleble de sus aspiraciones. Mientras, Guanajuato es una ciudad sin políticos. Ya no se les ve por ninguna plaza o calle. Hace tiempo que hay que irles a buscar en oficinas y comederos de otros lados, especialmente en León, Guanajuato.

Así, sin ruido mayor, Guanajuato ha dejado de ser la capital para maquillarse escenario pachanguero nomás.


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