PAN: la victoria cultural de las precandidatas;
*La virtual desaparición del gobernador
1.- Alejandra y Libia despegan, la observación aumenta
Ilustración: Pinche Einnar
Lo más relevante de la incipiente carrera por la candidatura del partido gobernante en Guanajuato para la cita electoral de 2024, es el indudable triunfo cultural de que la posición quedará reservada a una mujer.
El hecho no sólo se deriva de la decisión cupular partidista, aparentemente acordada entre el jefe nacional panista Marko Cortés y el gobernador Diego Sinhue Rodríguez Vallejo, sino que tiene una raíz importante en el crecimiento logrado por dos políticas en el ánimo del panismo guanajuatense, ambas integrantes de la misma generación política que el gobernante al que podrían suceder.
Tanto a la alcaldesa de León, Alejandra Gutiérrez; como a la secretaria de gobierno estatal, Libia García Muñoz Ledo, no les han sido regalados sus liderazgos en la contienda, sino que los han construido desde sus actuales posiciones políticas, en un lapso relativamente breve.
Hace apenas dos años, ningún analista de la vida pública local o conocedor de los entresijos del panismo hubiera apostado la mínima cantidad a las posibilidades de ambas políticas, integrantes de la legislatura local, como potenciales candidateables a una gubernatura.
Otras mujeres panistas, antes que ellas, habían tenido largas carreras políticas sin que nunca lograran posicionarse como prospectos para gobernar Guanajuato, entre otras cosas por la tenaz resistencia masculinizante y hasta misógina en las dirigencias de ese partido político, nunca dirigido por una mujer a nivel estatal, que limitaba las postulaciones de candidatas a los municipios de menor rentabilidad electoral y que ni siquiera se había planteado la posibilidad de un gabinete paritario a nivel estatal.
Baste recordar como Miguel Márquez y Juan Manuel Oliva apenas contaron con una mujer entre una docena de varones en sus respectivos equipos de trabajo.
Fueron los criterios legislativos modificados a nivel nacional los que fueron cambiando tendencias y obligando al PAN, como a otros partidos políticos, a cambiar la acendrada cultura machista e ir abriendo posiciones a las mujeres. Sin esos mandamientos, garantizados por el INE, difícilmente hubieran llegado mujeres a participar en elecciones en municipios como León, Irapuato y antes Celaya.
Pese a ello, desde la propia sociedad surgieron resistencias, incluso desde medios de comunicación, argumentando que una mujer en funciones de alcalde no era garantía para enfrentar con eficacia problemas como los planteados por la inseguridad.
El golpe bajo ni siquiera acusaba el hecho de que habían sido hombres en funciones de alcaldes, de secretarios de seguridad, de procuradores de justicia, a los que se les derrumbaron los indicadores de paz y de seguridad.
Hoy, a dos años escasos de distancia, han sido las propias acciones de Alejandra y de Libia, algunas de ellas a contrapelo de sus consejeros políticos, las que han colocado a ambas como los prospectos más visibles para abanderar al PAN en la elección que inicia dentro de escasos seis meses.
Si bien Alejandra Gutiérrez ha contado con el impulso del dirigente nacional del PAN, Marko Cortés, quien incluso la colocó al frente de la asociación nacional de alcaldes panistas, lo que verdaderamente la tiene compitiendo codo a codo es su arriesgada apuesta de protagonismo, su manejo mediático y su heterodoxia política.
La complicada tarea de gobernar León, haciéndolo además con un equipo que tiene incrustaciones desde gobierno del estado, como el secretario de seguridad pública Mario Bravo, no le ha cobrado hasta ahora réditos mayores a la alcaldesa, que incluso se ha dado el lujo de iniciar una campaña de promoción del turismo hacia León por las principales cabeceras municipales de su vecindad.
Los riesgos existen en una tarea cuya principal obligación es la gobernanza de una comunidad de millón y medio de personas, con demandas diversas y hasta contrapuestas.
Por ejemplo esta semana se inauguraron las obras de remodelación de un tramo del malecón del Río de los Gómez, con una inversión de más de 60 millones a los que les seguirá otra etapa de 120 millones.
Para los colectivos que buscan movilidades alternativas, se trata de una aplicación exagerada de recursos para continuar privilegiando la cultura del automóvil y que, al final, aporta poco, al atraer más vehículos a las calles, más contaminación y una nula sustentabilidad del ambiente. Para una política que busca construirse como disruptiva e innovadora, la cuantiosa erogación resulta un contrasentido.
No hace sentido para quien propuso construir un hospital de mascotas, contribuir a fortalecer la decadente cultura del automóvil y gastar más dinero en volver a la ciudad más inhóspita de lo que sería con mejores vías para peatones y ciclistas.
Por su parte, la primera secretaria de Gobierno de Guanajuato llegó al cargo sin padrinazgos políticos, sin experiencia en tareas ejecutivas al máximo nivel, pero con una probada capacidad negociadora desarrollada en dos legislaturas sucesivas.
A Libia García nadie la ungió como aspirante a la gubernatura, pues el plan original del oficialismo dieguista tenía sus complacencias puestas en el secretario de Desarrollo Social, Jesús Oviedo Herrera, quien nunca cuajó ni como aspirante a delfín pese al multimillonario presupuesto a su disposición.
Fue el manejo de imagen, la seguridad personal y un articulado discurso político de la funcionaria, lo que la colocó en la pista de relevo de la candidatura y desde hace pocos meses, como la beneficiaria de la herencia del gobernador Sinhue y con ello del aparato que depende del gobierno estatal y su abultado presupuesto.
Con esa decisión ha venido el rumor de su inminente cambio a la cartera de Desarrollo Social y con ello un ungimiento oficial que se sumaría a su crecimiento personal pero que también la cargaría con el pesado lastre de representar una administración que hace agua por muchos flancos.
Como, además, el proceso se ha ido ya de las manos de aprendices de brujo como Juan Carlos Alcántara y su alfil en el PAN, Eduardo López Mares, lo que sigue es un deslizamiento de la competencia intrapartidista, hoy por hoy fuera de cualquier marco institucional, a la guerra sucia y a competencia desleal.
No saldría sobrando que las cabezas de esta competencia se propusieran hacer una política radicalmente distinta a la que han practicado sus correligionarios en el pasado y establecieran un pacto de no agresión, un acuerdo de profunda civilidad.
Claro que para ello habría que hacer volver al redil a los halcones de ambos bandos, frenar el cambio de Libia a Desarrollo Social y comprometer la neutralidad absoluta del gobierno estatal en la contienda.
Parece que es demasiado idealismo, incompatible ya a estas alturas con el pragmatismo político y la cultura de aprovechamiento de los cargos públicos que es la norma en el PAN desde años atrás.
Sin embargo, de no hacerlo, de no plantear una imaginativa revolución en la cultura corporativa del PAN, cada vez más degradada hacia formas antidemocráticas, se corre el riesgo de una batalla descarnada que enlode lo que promete ser una gesta histórica, al romper los techos impuestos a la participación de mujeres en la política estatal.
Es un buen momento para pensar fuera de todas las cajas.
2.- Repliegue del gobernador y gabinete disfuncional: factores a observar
Ilustración: Pinche Einnar
Concentrado en giras municipales para la entrega de obra pública de rutina, reacio a posicionarse sobre los temas candentes que afectan a la entidad, con un estilo coloquial para responder a los cuestionamientos de los medios y completamente alejado de las polémicas que ocupan al país y de las que su partido es protagonista, el gobernador Diego Sinhue Rodríguez protagoniza un prolongado desvanecimiento que parece marcar el fin de su mandato.
Con importantes compromisos aún por cumplir, como la definición de la obra hidráulica para salvar el abasto de agua a León y a otras ciudades del centro del estado, recurriendo a la reorientación del caudal almacenado en la presa Solís, la más grande del estado; o el proceso de concesión y arranque de la carretera Silao – San Miguel de Allende, Sinhue parece bajar el ritmo de por sí semilento de su gobierno.
Otro factor que parece lastrar la dinámica de este sexenio es el pobre desempeño de un gabinete que se dividió entre funcionarios heredados del marquismo y adquisiciones extra fronteras de dudosa capacidad y calidad.
Personajes como Juan Hernández en la secretaría del Migrante o Isabel Ortiz en la de Medio Ambiente, quitaron espacios a guanajuatenses y no aportaron nada a cambio. Son además las dependencias creadas por este gobierno y al mismo tiempo las más grises y desperdiciadas.
Las nuevas adquisiciones tampoco funcionan: Jesús Oviedo no solo se desperdició como precandidato sino también como secretario de Desarrollo Social, pese a ser reforzado una y otra vez, sigue siendo candidato al relevo. El secretario de la Transparencia, Carlos Martínez Bravo resultó aún más intrascendente que Isabel Tinoco, la tapadera del gobierno marquista, lo que ya es decir mucho.
Los repetidores son un lastre pues la larga experiencia no se traduce en resultados. Alvar Cabeza de Vaca, Ramón Alfaro y Paulo Bañuelos, en Seguridad, Desarrollo Económico y Desarrollo Agroalimentario, traen la neurona y el brazo cansados, ya no darán ninguna sorpresa.
Funcionarios como el titular de Finanzas, Héctor Salgado Banda; o el de Salud, Daniel Díaz Martínez, se desempeñan con solvencia, pero su lealtad política está en entredicho pues ambos tienen cercanía con Miguel Márquez.
El manejo de la sucesión que ya inició tendrá uno de sus pivotes en un Ejecutivo con margen de maniobra, ascendiente entre el panismo y firme en sus decisiones; el otro pivote, hoy por hoy, es el dirigente nacional del PAN, también envuelto en una agenda complicada por el escenario nacional.
El equilibrio de poder entre esos polos determinará el desenlace de los próximos meses. Resulta oportuno observarlos con detenimiento.
Arnoldo Cuéllar Ornelas
@arnoldocuellaro
Periodista, analista político. Fundador del Laboratorio de Periodismo y Opinión Pública, medio digital y asociación civil.
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