DÍAS DE GUARDAR Domingo 20 de agosto de 2023.

*Marco Adame: la sucesión panista pasa por el confesionario; *Diego rompe con Márquez… cinco años tarde; *Agripino se declara incompetente cuando ya se va.

1.- Marko Cortés se hace del control de la sucesión en Guanajuato

Como un verdadero procónsul, el delegado especial designado por el presidente del CEN panista, Marko Cortés, para mediar una salida en la nada tersa sucesión de Guanajuato, entre Libia García y Alejandra Gutiérrez, comenzó la tarea citando a personajes prominentes de la historia reciente en Guanajuato.

Marco Antonio Adame Castillo, ex gobernador de Morelos, inició sus entrevistas con el ex gobernador Miguel Márquez Márquez, justo en el momento en que se registra la ruptura con su sucesor, el gobernador Diego Sinhue Rodríguez, exhibiendo una nula sensibilidad del momento político.

Prosiguió con la senadora Alejandra Reynoso, hoy representante de la campaña de Xóchitl Gálvez en Guanajuato, pero antes que eso una reconocida promotora de las posturas confesionales en Acción Nacional.

¿Es casualidad? El reconocido político de ultraderecha Adame Castillo lo primero que hace en Guanajuato es tocar base con sus correligionarios de cofradía. Recuérdese que Márquez está impulsando una organización de defensa de los valores al frente de la cual está su cónyuge, María Eugenia Carreño, hoy situada en el centro de la ruptura con Diego Sinhue por reclamos públicos al gobernador.

¿Ante qué estamos? ¿Conflicto ideológico entre un panismo demasiado liberal y otro excesivamente conservador? ¿O una simple pugna de poder?

Lo ideológico no va muy lejos, al ubicar a otro ex gobernador con fijaciones ultramontanas en el bando de Diego Sinhue y Libia García y contrario a Miguel Márquez: Juan Manuel Oliva, quien recorre el estado contratado por el PAN estatal en charlas para jóvenes donde se critica el feminismo, la agenda ambiental, los derechos de la diversidad sexual y ahora los libros de texto gratuitos.

Parece que no se trata de una lucha de ideas, sino simplemente de lo que se le está convirtiendo al PAN en el punto más complicado de su agenda política: el reacomodo político que implica un proceso de sucesión.

En el entorno dieguista se dice que la mesa de diálogo que preside Adame tiene como único objetivo lograr la declinación de Alejandra Gutiérrez, lo que no pudo hacer el propio Sinhue en repetidas reuniones con la alcaldesa. Adame tendría que hacer los mismos ofrecimientos que ya realizó el gobernador: repetir en la alcaldía o asumir la candidatura al senado.

La pregunta es ¿por qué la alcaldesa tendría que aceptar de un delegado lo que ya le rechazó al propio gobernador?

Sin duda en la primera entrevista con Miguel Márquez, Adame recibió un panorama muy distinto al que le presentaron Sinhue y el dirigente panista Eduardo López Mares. Márquez ha sido el defensor de una postura que propone “consultar a la sociedad”, la cual le ha vendido a otros ex gobernadores como Carlos Medina y Juan Carlos Romero, incluso al propio Vicente Fox. Es la misma postura que han adoptado un grupo de empresarios leoneses vinculados a la Coparmex.

En esa ruta, la manera de resolver la sucesión es en una contienda entre ambas aspirantes, algo que el aparato gubernamental quiere ahorrarse porque están aferrados a la idea de que puede propiciar divisiones internas. Y tienen razón.

Una elección en el seno del PAN sería copada por el enorme aparato construido desde el gobierno estatal y los municipales, que no funciona en automático, sino que debe ser abastecido con recursos públicos, lo que permitiría una descalificación casi automática del grupo alejandrista, casi una calca de lo que está ocurriendo entre Marcelo Ebrard y Claudia Sheimbaum.

Habría que recurrir al esquema del Frente Amplio por México, aunque con tiempos más apretados: firmas, encuesta, debate y votación. Sería tardado, quizá costoso, pero dotaría a la candidata panista de una legitimidad blindada, además de que involucraría a la sociedad con un partido que lo requiere con urgencia después de 30 años de la soberbia de considerarse depositario casi divino de la voluntad ciudadana.

Quizás no pase, los signos van en sentido contrario.

Esta semana arreciaron los ataques desde medios de comunicación afines al oficialismo en contra de Alejandra Gutiérrez, incluso con infundios, como el que propalaron mediante campañas pagadas en redes el periodista Paulo César Carrillo y el consultor de campañas Fernando Macías, al citar fuentes anónimas para asegurar que Alejandra mantiene contactos con Morena como una forma de “chantaje” al PAN.

El entorno de Sinhue se ha quejado de las tácticas agresivas de la consultora Yéssica de Lamadrid Téllez, al servicio de Alejandra Gutiérrez, y ahora le contestan con las mismas armas, pero región 4.

Adiós política, hola guerra sucia.

2.- Diego – Márquez: un deslinde pospuesto 5 años


Cuando estamos a un mes de que el gobierno de Diego Sinhue Rodríguez cumpla su quinto año y entre en la recta final con una problematizada sucesión a cuestas, el gobernador ha decidido cortar el viejo y oxidado cordón umbilical que lo unía con su antecesor Miguel Márquez Márquez, su protector y promotor hace 6 años.

Lo hizo de la peor manera: metiéndose con la familia política de Márquez, al despedir de una dirección general a un hermano de su esposa, Maru Carreño, quien también se ha mostrado muy activa en la política preelectoral panista, del lado contrario al del actual mandatario.

Márquez perdió también las escoltas que indebidamente conservaba, pues la ley solo marca tres años de protección después de dejar el cargo.

La ruptura es tardía, pues Diego consintió por cuatro años un despliegue inusual de activismo político de Miguel Márquez, una influencia inexplicable en su propio gabinete y completa impunidad en los excesos de poder que cometió en el cargo.

Márquez prácticamente despachó en el PAN tres años al lado de Román Cifuentes. Designó candidatos, pactó alianzas con priistas y perredistas a los que convirtió en candidatos panistas, todo ello con la anuencia de Diego Sinhue, quien no reparó en el daño que eso le provocaba en su propio crecimiento político.

El gobernador desoyó muchas veces a su propio equipo compacto que desconfiaba profundamente de Márquez, hasta que se vino el trance de la sucesión y Márquez utilizó las aspiraciones de Alejandra Gutiérrez para marcar distancia y mostrar su desacuerdo con el respaldo de Sinhue a Libia García.

La ruptura de estos días probablemente no debilite a Márquez ni le reste posibilidades de poner su influencia, si no al servicio de Alejandra, al menos para estorbar a Libia. En cambio sí aumenta los enconos y sube el tono de la disputa en el seno del PAN, justamente lo que se quería evitar.

Diego Sinhue tenía el derecho y la obligación de afirmar su mandato y alejarse de influencias extraconstitucionales. Pero los buenos políticos, como los buenos médicos, suelen serlo no tanto por atinados como por oportunos.

A destiempo, hasta el mejor remedio puede ser contraproducente.

3.- Agripino socrático: sólo sé que no se nada

Una larga carrera burocrática y académica, ocho años como rector de campus y otros ocho como rector general no bastaron para que Luis Felipe Guerrero Agripino aprendiera a conducirse como un líder ecuánime de la máxima casa de estudios de la entidad.

Con una retórica teatral, el funcionario utilizó su último informe de labores al frente de la rectoría general de la Universidad de Guanajuato, para disculparse “por sus excesos y defectos”, puesto que fueron “en bien de la comunidad universitaria”.

Por ejemplo, sostener contra viento y marea a su asociado el criminólogo Julio César Kala, como coordinador de asesores, profesor en Derecho y en sus posgrados, pese a una firme acusación de abuso sexual en contra de una becaria, ¿qué fue: exceso o defecto?

Vulnerar consistentemente el área de atención a las violencias de género, con cambios constantes y escasez de presupuesto, obviar ese grave problema universitario y gastar el dinero en proyectos suntuosos, oficinas de lujo y salas de juntas innecesarias, ¿fue exceso o defecto?

Intervenir en la junta directiva permitiendo la reelección de integrantes cercanos a él, otorgar privilegios a su grupo cercano, perseguir a opositores y eliminar cualquier atisbo de crítica en la comunidad, ¿dónde caería?

Si algo supo Agripino fue utilizar el presupuesto universitario para consolidar una dictadura central y debilitar a los campus foráneos de la Universidad, justo donde ahora surgen los opositores a la perpetuación de su influencia en el futuro de la institución.

Queda claro que Luis Felipe Guerrero no ejerció una rectoría ejemplar, pero no fue debido a oscuros asuntos del inconsciente ni a la falta de manuales: fue sobre todo a causa de perpetrar, con toda alevosía, un intento de control político de la Universidad que busca exceder el límite legal de su mandato.

Y eso, sí viene en algún manual: en el de las dictaduras.


Arnoldo Cuéllar Ornelas
@arnoldocuellaro

Periodista, analista político. Fundador del Laboratorio de Periodismo y Opinión Pública, medio digital y asociación civil.

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