Enrique R. Soriano Valencia
Adverbio es esa palabra que completa o matiza fundamentalmente al verbo. La palabra ‘adverbio’ viene del latín y significa ‘junto al verbo’ (cuando está compuesto por más de un vocablo se le llama sintagma adverbial). El adjetivo matiza al sustantivo (personas, animales, cosas y conceptos), pero el adverbio al verbo (acción o estado). Menos frecuente, también pueden completar la intención de adjetivos, otros adverbios y hasta de… sustantivos (casos mínimos, pero usuales).
Se clasifican como palabras invariables porque no se modifican por el tiempo de la conjugación (cuando afectan al verbo) o por el género (cuando completan a un adjetivo). Por ejemplo, en la oración «llegué tarde», el vocablo ‘tarde’ completa o matiza al verbo ‘llegar’. Es decir, sabemos del arribo, pero el adverbio complementa la circunstancia en que se da (tiempo en este caso). Si decimos «llegué con todo», las palabras ‘con todo’ han rebasado su significado estricto para convertirse en un sintagma o locución adverbial que significa ‘pleno rendimiento’ o ‘el mejor ánimo’; le han dado un tamiz diferente al verbo llegar.
Los adjetivos sí se modifican por el género o número, pero el adverbio no. Por ejemplo: «La muñeca es fea». El adjetivo ‘fea’ mantuvo el número y género del sustantivo ‘muñeca’. Si modificamos número y género, el adjetivo también lo hará: «Los muñecos son feos». Sin embargo, el adverbio permanecerá idéntico (muy): «La muñeca es muy fea» / «Los muñecos son muy feos».
Los anteriores ejemplos también comprueban que el adverbio (que dio intensidad al verbo) afecta al adjetivo ‘fea’, pues a este le da cuantía de fealdad.
El adverbio puede también matizar a otros adverbios. Es decir, en una oración podrían incluirse dos adverbios, donde uno de ellos modula al verbo y el otro da un sentido al adverbio y de forma indirecta al verbo: «Mi amigo es poco prudente». En este enunciado, el adverbio ‘prudente’ afecta con una modalidad al verbo ser para definir al amigo; y el adverbio ‘poco’ tamiza la cantidad de prudencia.
Por último, el adverbio puede dar alguna característica a algún sustantivo. Es el caso de «El entonces presidente tomó la decisión de…». La palabra ‘entonces’ es un adverbio de tiempo que afecta al sustantivo ‘presidente’. Aunque no es una fórmula común, se usa particularmente en narraciones.
Los adverbios se clasifican por… ‘lugar’: aquí, allí, ahí, allá, acá, arriba, abajo, cerca, lejos, adelante, delante, detrás, encima, debajo, enfrente, atrás, alrededor; ‘tiempo’: antes, después, entonces, luego, pronto, tarde, temprano, todavía, aún, ya, ayer, hoy, mañana, anteayer, siempre, nunca, jamás, próximo, pronto, anoche, enseguida, ahora, otrora; ‘modo’: bien, mal, regular, despacio, deprisa, así, tal, aprisa, adrede, peor, mejor, fácil; ‘cantidad’ o grado: muy, poco, mucho, bastante, más, menos, algo, demasiado, casi, solo, tanto, todo, nada; ‘afirmación’: sí, también, cierto, claro, exacto, obvio, verdaderamente, asimismo; ‘negación’: no, jamás, nunca, tampoco; ‘orden’: primeramente, últimamente; ‘duda’: quizá(s), acaso, probable, posible; ‘interrogativos’ / ’exclamativos’ y ‘relativos’: cuándo, cómo, cuánto y dónde (los relativos, sin tilde); otros adverbios son los adjetivos a los que se les agrega la terminación -mente (atentamente, rápidamente, fácilmente, etc.). Por su contenido, entran en las diferentes clasificaciones señaladas. Como son tantos y tan variados, me es imposible listarlos e incluirlos en las categorías señaladas. Es decir, lo arriba enuncia son casi la totalidad de adverbios, sin contemplar a los creados con el sufijo -mente.
Cabe señalar también que algunas de estas mismas palabras pueden ser clasificadas con alguna otra categoría gramatical, dependiendo del papel que desempeñen en la oración. Por ejemplo, cuando decimos «El ayer siempre es añorado», la palabra ‘ayer’ ahora hace el papel de sustantivo.
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