MÁS VIDRIOS ROTOS DE LOS QUE ESPERABA LIBIA


1.- Diego Sinhue y su red de intereses, el verdadero techo de cristal

Pocas semanas después de unas elecciones donde la panista Libia Denisse García se alzó con un triunfo que el resto de las derrotas opositoras a la 4T convirtieron en emblemático, el gobernador saliente de Guanajuato se ha encargado de tirar por la borda el capital político construido por su sucesora y su propuesta de renovación.

Diego Sinhue Rodríguez está terminando su gobierno con una estridencia que hubieran querido sus cinco años anteriores. El problema es que no parece para bien.

La generosa liquidación de Carlos Zamarripa, la cesión de cargos públicos para personas de su familia; la designación de puestos en ámbitos judiciales con criterio partidista; la apresurada asignación de obras que impactarán la próxima administración; conflictos con sus aliados empresariales y hasta una innecesaria confrontación con la ex candidata presidencial Xóchitl Gálvez, han puesto las cosas al rojo vivo.

Todo indica que Sinhue soltó la presión después de una elección que se veía más competida de lo que finalmente resultó. El triunfo de Libia está siendo tomado por la camarilla gobernante que manejó el estado estos seis años no solo con respiro sino con euforia y de ahí el ánimo de arrasar con todo lo que se pueda, ahora que aún gozan del margen de maniobra de una mayoría calificada en el Congreso.

Sin embargo, las borracheras de poder también generan crudas y cuentas por pagar. El estado de cosas que encontrará Libia, de sostenerse este desordenado ritmo de compromisos y exabruptos de Sinhue, será de pronóstico reservado.

Por lo pronto, de concretarse la licitación de la concesión carretera Silao – San Miguel de Allende el próximo agosto, que incluye de regalo la carretera de cuota Silao – Guanajuato, la tesorería de Libia resentirá un agujero de 200 millones de pesos anuales en utilidades.

La obra de los edificios de gobierno en el Puerto Bicentenario, asignados en mil millones de pesos a la constructora Eco con recursos de las pensiones del ISSEG, significarán el pago de una elevada renta mensual, además del conflicto social de trasladar a miles de empleados de sus actuales lugares de trabajo en la capital al vecino Silao.

La construcción del Instituto de Formación en Seguridad Pública en Celaya, en un terreno aledaño a la comunidad Santa Rosa de Lima en Villagrán, asignada a la misma constructora Eco, a un costo de 583 millones de pesos, es otro lastre para Libia.

¿Por qué construir en los indómitos terrenos del Marro y sus huestes aún actuantes? Solo porque Diego se envalentonó en 2019 y orgulloso de dar cuerpo a la vacía frase del golpe de timón declaró la recuperación del Estado de Derecho en la zona. Nada más falso a estas alturas.

Este jueves en Celaya, una masacre en un bar cobró la vida de cinco personas y otras cinco resultaron heridas. El viernes fue asesinado un policía municipal y otro fue lesionado al ser atacada una patrulla. El sábado la masacre de una familia enlutó a Villagrán.

Ni Celaya ni el área limítrofe de Villagrán y Juventino Rosas, están pacificadas, pero ahí se tiene el propósito de mandar a estudiar a los cadetes de policía en unas instalaciones que se pretenden construir como una especie de fuerte apache que a un costo de mil 200 millones de pesos planeó el secretario de Seguridad Alvar Cabeza de Vaca, que está en sus últimas semanas en el cargo.

Por lo pronto en la zona hay una barda vandalizada, unas torres de vigilancia vacías y un anticipo de casi 200 millones de pesos para el constructor leonés José Luis Infante Apolinar, que ha multiplicado sus contratos en el gobierno de Sinhue hasta acumular 2 mil 500 millones de pesos.

¿Le servirá de algo a la paz de Celaya esa magna inversión?

¿Y le servirá a Libia encontrarse con presupuestos comprometidos para obras que significan grandes retos de gobernanza, pero en los que ella no tuvo la menor intervención?

Ahí se encuentra la raíz del llamado de Xóchitl Gálvez en su gira de agradecimiento por Guanajuato, para pedirle a Diego que no desoiga a la sociedad y que le dé su espacio a Libia.

La respuesta del todavía gobernador lo muestra de cuerpo entero, al desearle a Gálvez que “sane de su derrota”, evidencia su alejamiento de un proyecto que apadrinaba una alianza, pero, sobre todo, el PAN y deja en claro por qué la candidata perdió en Guanajuato.

¿Y por qué la prisa en licitar, asignar, nombrar, concesionar a 3 meses de terminar el gobierno? ¿Será que tienen razón los que piensan en un saqueo calculado del estado mediante el establecimiento de compromisos espurios entre los beneficiarios de las decisiones y quienes las toman?

Pero no se trata solamente de las decisiones económicas: Diego pretende heredar a Libia la dirigencia estatal del PAN con uno de sus alfiles, como presidente: el diputado Aldo Márquez.

Existe la pretensión de que Juan Carlos Alcántara, omnipresente jefe de gabinete de Diego, permanezca en un alto cargo con Libia. El secretario de Finanzas, Héctor Salgado Banda, siembra bombas para volverse inamovible: una de ellas es el impago de las retenciones de nómina al SAT, lo que ya motivó el cobro de un crédito fiscal al gobierno por más de 400 millones de pesos.

Y mientras estos temas saturan a la opinión pública, desde el equipo de la nueva gobernadora y sus responsables de la transición no se escucha más que silencio.

La encargada de la transición por parte de Libia, Rosario Corona, no ha aparecido aún públicamente, en cambio, el espacio mediático fue copado por su esposo, Vicente Esqueda, merced a su impugnada designación como magistrado del Tribunal de Justicia Administrativa, después de haber abandonado la Procuraduría de los Derechos Humanos, con un ánimo de chambismo que lo aleja de cualquier vocación por la justicia o la defensa de las víctimas.

Ahí no hay ni comienzo ni novedad.

La fugaz aparición de la gobernadora electa, Libia Denisse García, en la fiesta de la independencia del embajador norteamericano Ken Salazar, fue empañada por la promocionada presencia de Carlos Zamarripa y Alvar Cabeza de Vaca en el mismo sarao. ¿Dan lo mismo los que ya se van teñidos de fracaso que quien llega ofreciendo esperanza? Los símbolos importan.

Hoy por hoy el nuevo comienzo no está sujeto a ganar una elección, frente a una rival que casi se autoderrotó, sino a tratar de llenar los espacios de una camarilla que puso al PAN en el predicamento de perder y que parece no querer irse.

A Libia le espera su batalla más difícil, frente a la cual la que recién libró parecerá una diversión.

El verdadero techo de cristal a reventar es el intento de Sinhue de condicionar el fin de su ciclo a una renta cuyos montos económicos y políticos dejan a Zamarripa en calidad de pordiosero


Arnoldo Cuéllar Ornelas
@arnoldocuellaro

Periodista, analista político. Fundador del Laboratorio de Periodismo y Opinión Pública, medio digital y asociación civil.


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