LIBROS TONTOS

Arturo Miranda Montero

Ya Bronco nos la cantó: “Libros tontos/ Cómo quieren que sus letras entren en mi mente/ Sé muy bien que por su culpa perderé el semestre”.

El batidillo que los advenedizos en la Secretaría de Educación pública han hecho nos tiene resbalando en los dimes y diretes de todo tipo. Los políticos usan los medios para darse hasta con la cubeta, vaciándose sus consignas y diatribas.

Los antropólogos, los músicos, lingüistas, educadores, químicos y físicos, los astrónomos e historiadores están de mírame y no me toques: sus disciplinas han sido tratadas con las patas.

La información precisa sobre  tiempo, modo y lugar no está disponible. El gobierno federal ha reservado todo el proceso hasta por cinco años.

Así es que andamos a las puras habladas, si bien se han filtrado versiones digitales que se han revisado como nunca. Hoy todo México está en la primaria.

Pero lo único cierto es que los verdaderos actores del proceso educativo están tan ausentes, como siempre. El profesorado es nomás figura de discurso. Sus planeaciones en aula son la única salida educativa que pueden utilizar para salir avante.

Son los profesores la clave de todo el margallate. Hace mucho que se ha dictaminado el fracaso de la educación nacional. Ahora, al cuarto para las doce, al final del gobierno, se inventan una “nueva escuela mexicana” que ni sus habladores atinan a explicitar.

Nuevos materiales educativos sin explicaciones adecuadas, ni capacitación para el uso de los libros tontos, pronostican ese fracaso continuado. Y todo, para no variar, por hacerlo al troche moche y sin involucrar a los del día a día., los profes.


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