Velia María Hontoria Álvarez
Dedicado a ti, querido joven César.
¿Te has preguntado en alguna ocasión como hacen las madres que trabajan para cumplir con sus actividades, sumando a las expectativas que se tiene sobre ellas? ¿Te has imaginado la cantidad de horas que aplican, para hacer labores en favor de otros, sacrificando o renunciando a una vida propia? ¿Sabías que cada día, se incrementa el número de mujeres que ocupan labores dentro de las empresas, instituciones, comercios siendo una de las fuerzas laborales más requeridas y solicitadas? estas consciente que en pleno siglo XXI las mujeres enfrentan serios problemas en el mercado laboral para obtener empleos bien remunerados (Banco Mundial 8 marzo 2021)
Según la encuesta generada en 2017 por el INEGI hay casi nueve millones de hogares que son sostenidos por una persona y este sostén, lo otorga una mujer. No obstante, y sin ánimo de desacreditar la importancia y valor que aportan los hombres al hogar, así como a la estructura social en general, siguen ganado las señoras por su formalidad, asistencia, dedicación, perseverancia. Más a pesar de estas aportaciones que son reconocidas y necesarias, desafortunadamente continúan siendo poco valoradas dentro de sus familias, así como en los gremios; pareciera lo más normal que una mujer se levante a las cinco de la mañana y no pare hasta las nueve o diez de la noche, asumiendo múltiples responsabilidades. Según el Banco mundial, las mujeres representan el 39% de la fuerza laboral mundial, pero sólo ganan el 77% del salario de los hombres por el mismo trabajo. Además, al ocupar casi el triple del tiempo que los hombres al trabajo doméstico y de cuidados no remunerados, limita sus oportunidades de educación, empleo y desarrollo. Este es uno de los grandes desafíos que enfrentamos las mujeres laboriosas, pues estas dobles o triples jornadas en la gran mayoría de los casos no cuentan con el apoyo suficiente de familiares, parejas o instituciones. Sumado a la estrechez económica, que puede enfrentar una jefa de familia, el uso de la «magia» para posicionar desde la escasez a sus chamacos y darles esa oportunidad que muchas veces -a ellas- la vida pareciera negarles hace su labor más que loable. Por alguna sinrazón, estos temas parecieran ponerse sobre la mesa en meses como marzo -día internacional de la mujer- y en mayo -día para conmemorar la maternidad- y después, suelen desdibujarse en la vida practica, para retomar los pésimos hábitos de relegar y asumir que esas funciones y acciones de estas mujeres son normales.
Debo reconocer que las hormonas pueden afectar al desempeño de una mujer en el ámbito laboral, de forma tanto positiva como negativa más no considero deba ser una limitante para excluir o limitar las aportaciones o valuaciones en puestos de alto rendimiento. De ahí la importancia de recalcar la importancia de una alimentación saludable y equilibrada; hacer ejercicio de forma regular, dormir lo suficiente; encontrar equilibrio entre la vida personal y profesional -lo que implica tener tiempo para el ocio, las relaciones sociales; intereses personales- definitivamente ayudaran a que las mujeres revaloricemos nuestro desempeño recordándonos como personas valiosas y capaces; merecedoras de trabajar y desempeñarnos en ambientes de motivación y respeto. Como conclusión puedo asegurar que se debe reconocer el valor de la fuerza laboral que aporta la mujer a nuestra sociedad y que indudablemente en casa -sobre todo- merecemos ser reconocidas y apoyadas para tomar merecidos descansos por el esfuerzo brindado.
Podría ser interesante, que la próxima ocasión que mires a mamá, regresando del trabajo, en lugar de menospreciar la sopa le sugieras que se tome un respiro y concluyas la labor; seguramente esa dulzura que tanto extrañas se volcará hacia ti con muchas más sorpresas ¿te parece si lo intentas?
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